La Congregación como madre solícita nos ofrece sus recursos materiales, formativos y espirituales para cumplir con nuestra misión.
Nuestra vocación es acompañar a Jesús Crucificado, íntimos compañeros, sinceros amantes, acompañarle más cerca que los demás en sus penas y angustias.
Sabiendo que la Pasión de Cristo continua en este mundo hasta que el venga en su gloria, compartimos los gozos y las angustias de la humanidad. Deseamos acompañar a los pobres y abandonados. Por el poder de la Cruz, que es sabiduría de Dios, trabajamos con ilusión por iluminar y suprimir las causas de los males que angustian a los hombres.
San Pablo de la Cruz quiso que sus mismos compañeros siguieran una vida “a la manera de los Apóstoles” y fuesen auténticos apóstoles de la Cruz.
Nuestra vocación es plenamente apostólica, clases de apostolado:
- El apostolado del ejemplo: La evangelización comienza con el testimonio de una vida auténticamente cristiana.
- El apostolado de la oración: La oración ferviente y continua por las necesidades de los hombres.
- El apostolado del sufrimiento: la entrega de nuestra vida y sufrimiento al Padre, en unión con la Pasión de Jesús y los dolores de la Virgen por la salvación de los hombres.
- El apostolado de la caridad: la ayuda material, moral y espiritual en favor del prójimo.
- El apostolado de la palabra: nosotros predicamos a Cristo crucificado, predicación de ejercicios espirituales y misiones populares, enseñar a orar y meditar la pasión, uso de los medios de comunicación social, etc.
P. Juan Bautista Santamaría, C.P.