Palabras Amigas – Por el camino del Evangelio (Jn 14, 15-21)

Cada domingo de pascua, cada misa dominical nos invita a abrir nuestros ojos a horizontes de esperanza y a enfilar la vida con un aire y un empuje nuevo.  Porque el consumismo, la rutina, los reveses y desengaños, la crisis, guerras, las noticias que nos seleccionan los telediarios, no nos dan para muchas alegrías y oscurecen el sentido de la vida… necesitamos la Pascua. Es decir: purificar nuestra fe, fortalecer nuestra esperanza e ilusionar nuestra caridad; despejar nuestro horizonte vital.

 DOMINGOS 5º Y 6º DE PASCUA

El evangelio de los domingos 5º y 6º de pascua pertenecen al discurso de despedida de Jesús a los apóstoles antes de su muerte: en las despedidas se condensan las palabras, se dice lo más importante.

– Empieza así: me voy, que no tiemble vuestro corazón. Cada uno sabe qué miedos tratan de apoderarse de su vida y cómo le afectan.  

– Quien diga que no tiene miedos o es un insensato o nos miente, o lo que es peor, se miente así mismo: por ejemplo, miedo a compartir, a decir la verdad o decirse la verdad, a la enfermedad, a la vejez, al paro… miedos en la sociedad, en la familia, en la iglesia…, pánico al coronavirus…  

– El Cristo de la Pascua tiene autoridad moral para decirnos “no tengáis miedo”, porque Él los ha sufrido hasta la agonía, y ofrece los medios para superarlos: creed en el Padre. 

El núcleo de la fe cristiana lo formularon así los primeros cristianos:

  • Jesucristo, a quien vosotros crucificasteis, el Padre lo resucitó. 
  • Vivir con esta convicción cambia mucho la vida, cambia todo. 
  • Jesús da sentido a muchas cosas sin sentido. 

Por eso, Pascua nos revela el positivo del negativo de la historia. 

La vida del hombre no termina, se transforma.

  • “Yo soy el camino”, nos dice Jesús. – ¿Qué camino?  >Te lleva y me lleva a ser hombres de verdad, te lleva y me lleva al hermano, nos lleva a salvar la frontera de la muerte. Me lleva a Dios nuestro creador, a quien me dice y te dice que podemos llamarle: ¡Padre! 
  • “Yo soy la verdad”. Todos conocemos el riesgo de cimentar nuestra vida sobre mentiras o medias verdades. Y las peores son aquellas que ni siquiera nosotros mismos las advertimos. Como quien no advierte la enfermedad que le está minando por dentro, porque su apariencia se presenta saludable. Todos sabemos que hoy priva –y mucho- la imagen. Él era todo verdad: la verdad de Dios y del hombre.

Su palabra descubre muchas mentiras y modos de vivir que damos por buenos: tenemos miedo al evangelio como tenemos miedo al quirófano y al bisturí que corta y nos sangra para curarnos.

  • “Yo soy la Vida”. Él ha vivido entre nosotros y sabe que vivimos una vida que no es vida. Que está lejos de esa vida que Dios ha soñado para sus hijos. > Sabe que nos hacemos demasiado daños, que hay entre nosotros obras de muerte, que muchos esfuerzos y estilos de vida no nos dan vida. Y Él con su ejemplo- nos va marcando las obras que dan vida.  > Nos dice: mirad a los campos; el trigo que se entregó a la tierra nace a la vida multiplicada; si entregas la vida por amor, el día de la cosecha la encontrarás multiplicada; si os la reserváis en egoísmo, seréis menos hombres acabaréis en la muerte.

* Hay más en evangelio de hoy: Felipe recoge la pregunta del hombre que aun mantiene y no ha perdido la pregunta religiosa: ¿Quién es Dios? ¿Qué podemos saber de Él? ¿Qué dice Dios, si es que dice algo?  De muchas maneras habló Dios… Ahora nos da dicho su palabra en la historia de Jesucristo… (posiblemente se os habrá olvidado la respuesta de Jesús a estas preguntas). Felipe tanto tiempo que estoy …lectura) 

Ante estas palabras con valor de testamento vea cada uno qué hace de su vida.

El lema central de la Campaña de este año es: «Acompañar en la soledad», con el tema bíblico «Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré» (Mt 11, 28). Que esta campaña del Enfermo ayude a mentalizarnos y hacer visible tanta soledad “invisible”.

Solo el amor dado y recibido puede aliviar el sentimiento de soledad:

  • La persona humana, imagen de Dios, se realiza en el amor, que es don sincero de sí. 
  • La soledad es una situación para la que no ha sido creado el hombre y, por tanto, produce una profunda insatisfacción y tristeza en el corazón del hombre que se encuentra con una soledad impuesta. 
  • La respuesta a tanta soledad, como podemos descubrir a nuestro alrededor, no es otra que el amor. 

Es urgente recuperar el amor como don de sí, como comunión personal.

Los cristianos tenemos la posibilidad de mirar con los ojos de Cristo y descubrir el sufrimiento que provoca la soledad de tantos hombres para hacer como el Buen Samaritano y “dejando nuestras cosas” hacernos prójimos de quienes están abandonados y aliviar su soledad. 

Las relaciones de verdadera fraternidad son el cauce para aliviar tanta soledad y sentido de estar abandonados.

 La soledad es una auténtica fuente de sufrimiento. El papa Francisco, en una Audiencia el 16 de marzo de este año, nos anima a superar la soledad que convierte la vida en un infierno. 

«Nuestro mundo está enfermo de soledad». Cuando el hombre se siente solo, experimenta el infierno. El número de personas que se sienten solas sigue creciendo, al igual que el número de aquellos que están atrapados en el egoísmo, la tristeza, la violencia destructiva y la esclavitud al placer y al dinero. Por otro lado, cuando el hombre siente que no está siendo abandonado, entonces puede enfrentarse a todo tipo de dificultades y fatigas. 

“Tú me haces vivir” Evely

Muchos han encontrado a Dios en la soleda de lasgas noches. Hay una soledad sana y necesaria. En la conciencia de sí el hombre aprende a conocerse y a escuchar la voz de Dios, que habla en el silencio; pero hay que saberlo escuchar.

En una sociedad de la información pueden darse situaciones particularmente dolorosas: hombres o mujeres que envejecen y mueren solos en sus casas y tardamos en descubrirlo.  

Publicado en Palabra de Dios.