Domingo XVI del T.O. – A / Palabras Amigas, por el Camino del Evangelio – Mateo 13, 24-41

  • Libro de la Sabiduría, 12,13.16-19
  • Romanos, 8,26-27
  • Mateo, 13,24-43
  • Las palabras amigas de hoy prolongan el evangelio del domingo pasado: Estamos sembrados de semillas divinas.   – Pues, no parece, me diréis. También el diablo nos ha sembrado las suyas y no conviene olvidarlas. Y no es para sonreírse nombrar al diablo. Píntenlo como quieran: con cuernos y rabo, o de corbata y broche de oro que la sostenga, o descamisado, o de premio Nobel…  
  • De esto habla el evangelio de este domingo, y mi comentario de palabras amigas. 

Espigando en el evangelio

  • Trigo y cizaña 

Cuántas cosas sugieren estas dos palabras en la historia de nuestro corazón, de nuestra familia, de tu hijo, de tu esposa, de tu negocio, de tu partido o de tu Iglesia. Cuántas alegrías y desgracias nos recuerdan. Cuánto trigo y cizaña juntos. El sembrado bueno ha sido invadido de cizaña, mientras la gente dormía. Una frase que puede sugerirnos pensamientos para nuestros días y provocarnos muchas noches de lágrimas.

  • Vivir dormidos y despiertos

Padres dormidos o mirando para otro lado, mientras en la mente y en el corazón bueno de su hijo otros sembraban cizaña. 

Maridos dormidos o absorbidos en mil negocios, mientras otros sembraban palabras o atenciones agradecidas en el corazón de su esposa, que él ya no pronunciaba. 

Esposas dormidas mientras otros… 

Políticos, empresarios, iglesias… Sigan con los ejemplos. 

Pueblos dormidos o adormecidos, mientras sus gobernantes… 

El que tenga oídos para oír, que oiga; el que no, que siga dormido.

  • Tolerantes: sabiduría y manipulación del lenguaje.

El Maestro recoge la reacción espontánea. Primero se pregunta: ¿quién ha sembrado la cizaña?  Luego, la duda ante la acción: ¿qué hacemos?  Luego la decisión nerviosa e intemperante que puede estropearlo más: cortar por lo sano. Sin advertir que con la cizaña podemos arrancar el trigo. El Maestro recomienda: calma. Sabiamente san Ignacio aconsejaba para el actual sensato que “en tiempo de turbación no debe tomarse decisión”. Aquí aparece algo muy importante y actual para la convivencia en todos los ámbitos: la tolerancia o saber convivir y crecer con el mal, sin contagiarnos.

  • La tolerancia es una palabra llena de ambigüedades y muy rentable para los cínicos y aprovechados, y una buena excusa para los perezosos y gentes sin principios. 

Pongan ustedes ejemplos actuales. Un padre o una madre, un marido o un político o un cura pueden cubrir muchas dejaciones, cobardías e ineptitudes o irresponsabilidades con la palabra “tolerancia”.

  • La tolerancia requiere claridad de ideas, firmeza de principios, fortaleza y un corazón bueno y fuerte que ama con palabras y obras al otro.

¿Tolerar que nos llenen el barrio o la casa de basura? ¿O el corazón de nuestros hijos? Esto tiene otro nombre menos digno: cobardía y dejación.


  • La parábola del trigo y la cizaña es muy sugerente y muy rica en temas vitales. Tiene la propiedad de todas las parábolas: de aclararnos un poco las cosas o de cegarnos más. Cosa que también pasa con los discursos, según lo escuchemos con un corazón limpio, sencillo o cargado de prejuicios.  
  • Por nuestra inclinación natural de advertir el mal existente en los otros o, lo que es peor, a identificar a los otros con el mal, es sabio recordar que, en cada uno de nosotros, en nuestra mente y corazón, crecen juntos el trigo y la cizaña.
  • También podemos recoger de la parábola la pregunta: ¿de qué vamos por la vida: de sembradores de buenas semillas o de cizaña? Hay muchos tipos de cizaña en nosotros, en nuestras casas, en nuestras iglesias, en el Vaticano… (el papa Francisco lo recuerda con frecuencia). ¡Meter cizaña! 
  • La parábola da para mucho, como una fuente de buen caño. Cada cual recoja en su cántaro el agua que le interesa: la ruina de vivir dormido; la dificultad de discernir el trigo de la cizaña nos advierte de no ser precipitados en clasificar quién es bueno y quién es malo. 

Publicado en Palabra de Dios.