Palabras Amigas – Por el Camino del Evangelio – Ascensión del Señor / A.

LA ASCENSIÓN DE JESUCRISTO: SUBIÓ A LOS CIELOS – JORNADA DE LAS COMUNICACIONES SOCIALES

  • La imagen lo dice mejor que las letras.

Los signos, la montaña, la nube, el cielo subir hasta perderse de vista tienen un gran poder evocador que los destinatarios lo entendían muy bien. Niños y mayores, sencillos y sabios.

No hablamos de la ascensión en sentido espacial o astrológico. Apuntan al misterio del hombre Jesús que termina junto a Dios. Un misterio presentido en el subconsciente colectivo de la humanidad y de muchas religiones, que se ha expresado en ocasiones con imágenes parecidas.

  • La Ascensión es el final de una etapa y comienzo de otra definitiva:

Si contemplamos y celebramos la trayectoria del misterio humano-divino de Jesús, lo hacemos porque por ahí se apunta al nuestro: 

Es el final de una etapa provisional y comienzo de otra definitiva. vivir en este mundo tiene sentido y dejar este mundo también. Como tiene sentido salir del seno materno, aunque nadie haya vuelto a él.

  • La Ascensión es la fiesta de la cosecha:

Resurrección, Ascensión, Sentarse a la derecha del Padre expresan la misma realidad: Que Dios Padre ha elevado a Jesucristo a la dignidad de Señor de la Historia, a Jesús, el profeta de Galilea ajusticiado por el poder civil y religioso. Por eso los cristianos le llamamos “Señor”.

  • La Ascensión es la fiesta de la esperanza: 

Marca el desino del hombre, la orientación por la que preguntaban nuestras entrañas y nuestro instinto, que se revela con todas sus fuerzas y pide justicia a Dios; ¡nuestra meta es estar junto a Dios! El Hombre tiene un buen término.

A pesar de todos los fracasos, o de las cruces que nos puedan desangrar el cuerpo y el alma, el final está en Dios. Jesús, como rezamos los cristianos “nos enseño el camino de la vida, camino que hay que andar en el amor y que él recorrió primero”.

La Ascensión es la afirmación de nuestra fe que puede llenar de fiesta el corazón, nos devuelve al paraíso perdido, un horizonte insospechado, que ilumina los pasos oscuros del camino.

Nunca los seres humanos habíamos logrado un nivel tan alto de bienestar, libertad, cultura, larga vida, tiempo libre y sin embargo el cansancio y desilusión son realidades presentes que nos enrroñan la vida. No se encuentran motivos para la utopía. Cada cual se defiende como puede del desencanto y la desesperanza.

  • La Ascensión nos invita a recuperar el horizonte de la vida: 

Sólo quien tiene fe en el futuro puede vivir intensamente el presente. 

Nos invita a creer, a apostar y a celebrar que nuestros esfuerzos de crecimiento no se perderán en el vacío. Sólo quien conoce el destino, camina con firmeza a pesar de los obstáculos.

La Ascensión es la fiesta del compromiso: 

La mirada al cielo se vuelve renovada y esperanzada hacia la tierra. Si la fe no pisa tierra, vivimos de engaños, aunque estos sean religiosos.

La Ascensión es una fiesta para celebrarla, porque rompe el bloqueo materialista que nos recorta la visión y nos encierra en lo que solo podemos  palpar con nuestros sentidos. Desde la Ascensión decimos: ni materialismos agobiantes (sociedad de consumo), ni espiritualismos desencarnados. 

Con la Ascensión del Señor se abre un tiempo nuevo: el del relevo de Jesús. Su vida aquí no le dio para más. Ahora envía a sus discípulos como testigos anunciadores del Reino de la vida, pero advierte: salir a evangelizar sin el Espíritu de Jesús es perder el tiempo y decir palabras vacías que ni contienen, ni prenden la esperanza. Y el Espíritu se manifiesta en obras de amor y misericordia entrañable, compartiendo el pan y el ladrillo.

Vivir la fe será siempre un plus de vida, una buena noticia. 

«El que se abajó, subió». Así lo describe san Pablo.   

Publicado en Palabra de Dios.