Domingo I de Cuaresma– B / Palabras Amigas, por el camino del Evangelio – Marcos 1, 12-15

Lecturas:   Génesis 9,8-15  –  Pedro 3, 18-22  – Marcos 1, 12-15

Hemos comenzado la cuaresma: un tiempo en las celebraciones cristianas con horizonte de Pascua, de resurrección. ¿Resurrección de qué? Un tiempo que, de entrada, con la imposición de la ceniza, nos invita a la conversión. ¿Qué contenido tienen estas palabras? ¿Convertirme yo? ¿Nuestra Iglesia? ¿La familia? ¿Nuestro pueblo? ¿Qué contenido tiene hoy en el mundo, en esta aldea global, el camino de la solidaridad?

  • Cuaresma es un tiempo para recuperarnos, ¿de qué? Cada cual sabemos nuestras heridas personales y todos sufrimos nuestra pobreza social (¿las sabemos o no las sabemos?). No todos los enfermos saben lo que tienen. Necesito recuperar mi matrimonio, necesito recuperar el sentido de la vida, los valores del diálogo, de la confianza. Necesitamos recuperar los valores de la convivencia en paz y libertad para nuestro pueblo… La vida, sobrecargada de tensiones y enfrentamientos, nos erosiona y puede roer nuestros cimientos.
  • La primera lectura nos llama a la contemplación del arco iris como señal de una tierra nueva. El diluvio del Génesis tiene muchas versiones. 
  • Cuaresma se abre con una escena que no conviene olvidar. Jesús decide su vida en el desierto, ante el Padre y ante el mundo. Como todo ser humano se enfrenta con la tentación que primero promete, luego seduce y finalmente devora. Jesús ha descubierto el engaño de la tentación, es libre, no se deja seducir. 
  • El evangelio de cuaresma empieza con unas palabras de quien conoce como nadie el corazón del hombre: “Convertíos y creed en el evangelio”. Yo empujo: atrévete a creer en el evangelio. Conviértete.

¡Conviértete!

  • Sé que es una palabra con olor a templo o sacristía, con poca o nula fuerza para el hombre ateo o indiferente, que viene de una cultura católica, pero que se le han secado sus raíces religiosas; ¡conviértete!, Iglesia (ecclesia semper reformanda). 
  • Cuando Jesús dice “conviértete” está diciendo “cúrate”, hay agua para su sed (¿tienes sed o eres un satisfecho?). Hay luz para tus ojos (¿o lo tienes todo muy claro?). Hay amistad para tu soledad (¿o te bastas a ti mismo?). Hay sanación para tus heridas (¿o no necesitas ser curado de nada?). Hay Pascua para tu vía crucis (¿o no tienes ninguna cruz que te muerda?).
  • Cuaresma es un tiempo de lucidez, de recuperar la forma bastante deformada por muchas obesidades. Estoy hablando en una sociedad de consumo. Lucidez para curar tu alimentación: ¿de qué alimentas tu espíritu?, ¿de sueños de tener cada día más? Advierte si el alma y el corazón se te están quedando vacíos o resecos. De sueños de gozar lo que se pueda mientras resista el cuerpo y el bolsillo. De sueños de poder, eliminando al que me estorba. De mentiras, de fanatismos, de una religión rutinaria.
  • Que no se me deforme el espíritu ni la mente ni los sentimientos. 
  • Conviértete, cúrate, cambia. Atrévete a creer en el evangelio, a llamar a Dios Padre y al hombre hermano. Atrévete a dejar de utilizar a tu prójimo, a pedirle perdón cuando le has ofendido. Atrévete a ayudarle cuando te necesita.

¡Reconcíliate!

La conversión o cambio hace tándem con otra palabra: ¡reconcíliate! con Dios, 

  • mentalmente. ¿Cómo aparece Dios en tu horizonte mental? ¿Olvidado?
  • afectivamente. Suscita esperanza, oración (ideas negativas, sentimien- tos negativos),
  • operativamente, ¿una vida coherente?

Reconcíliate con el hombre; de extraño enemigo al que me gustaría eliminar, a prójimo, a hermano, a cercano. Atrévete a pedirle perdón.

Reconcíliate con el mundo, admira la creación, respétala, cuídala.

  • La conversión exige esfuerzo y genera gozo. Es el esfuerzo y dolor de poda. Hay apegos que, como parásitos, nos restan vida y destruyen el tejido de la convivencia.
  • La auténtica conversión es gratificante; construir en verdad genera libertad y vida.
  • La conversión nos inicia primero al conocimiento de nosotros mismos, quién soy yo realmente, por qué lucho, qué sentido doy a la vida, hacia dónde voy. ¿Construyo mi vida en mentiras o en verdad?

A la búsqueda sincera y esperanzada de la verdad

  • La conversión es una oferta de vida. Exige un chequeo de nuestras posturas ante la lógica del dinero como valor absoluto, del placer como valor absoluto…
  • Cuaresma tiene nombre de combate, contra aquello que trata de seducir al hombre y destrozarle. Las voces más fuertes las podemos escuchar en nuestro interior.

La primera batalla del hombre se pierde o se gana en el propio corazón.

Publicado en Palabra de Dios, Uncategorized.