PENTECOSTÉS / B – Palabras Amigas, por el camino del Evangelio – Juan 15, 26-27. 16, 12-15

Lecturas: Hechos 2, 1-11 – Gálatas 5, 16-25  – Juan 15, 26-27. 16, 12-15

1. Pentecostés, el fruto más grandioso e insospechado de la Pascua

  • El relato tiene una intención profundamente teológica. La escenografía (viento, fuego, etc.) es tradicional y quiere mostrar que empieza una nueva etapa de la acción de Dios: la definitiva.
  • El protagonista es el Espíritu. Se narra la presencia personal de Dios que interviene con fuerza liberando la vida de los sepulcros, obrando la salvación. El Espíritu que resucitó a Jesús nos resucita. El Espíritu de Dios nos humaniza. Nos renace: somos barro con un aliento divino. 
  • El Espíritu crea comunidad, fraternidad, solidaridad. La dimensión comunitaria es también importante en todo el pasaje: un grupo recibe el Espíritu un grupo lo anuncia y con ello crece el grupo de convertidos la primera Iglesia o comunidad cristiana y luego otra y otra y otra.
  • Aquí nace la Iglesia públicamente: gentes de aquí y de allá… ¡qué importa la religión!: judíos y gentiles; la nación… (primera lectura). El espíritu de Dios es universal. El espíritu del diablo separa…  Un hombre de Dios, une…  Hay otros espíritus que disfrutan y triunfan azuzando las  divisiones, difamando… (Con estos tipos no se puede construir la solidaridad). A medida que estos tipos tengan más poder son más peligrosos.
  • El Espíritu de Dios es como si el amor se nos metiera dentro, como si Dios nos reviviera, nos regalara su alma, aquel aliento de vida que nos infundió en nuestro barro.

Pentecostés no es un hecho aislado. Toda la obra de Lucas muestra que el Espíritu actuante en Pentecostés es el mismo que anunciaba y guiaba a Jesús y sigue actuando en la Iglesia, en cada creyente, en cada hombre cuando éste no lo rechaza; u otros intereses no lo ahogan.

2. Dios nos alienta con su Espíritu 

  • Para llenar el alma de Dios y mirar al mundo con los ojos de Jesús, descubriendo en él al creador y Padre y viviendo la vida con una esperanza confiada. 
  • Para ver al hombre con los ojos del mismo Padre y, en consecuencia, mirarlo como a un hermano (más allá de las razas y condición). No juzgarlo por apariencias.
  • Para ver la historia con los ojos de Dios: he visto el dolor… (con el dato de Dios). Pascua.
  • Para llamar a Dios y sentirlo ¡Padre nuestro!
  • Es un Espíritu de fiesta, de gozo, de fortaleza (siete dones). Por los frutos sabréis de qué espíritu se trata, si a uno le hace esclavo o libre.
  • El Espíritu suscita memorias y profecías: mantiene viva la palabra de Jesús, la actualiza.
  • Unidad y pluralidad. Las tensiones no son malas; lo malo es que pongamos nuestros intereses o proyectos por encima del Espíritu.
  • Los frutos y dones y todo el evangelio, antes que doctrina son experiencia de vida. No se cree lo que se dice que hay que creer, sino lo que se cree, lo que ha pasado a ser convicción, lo que se aprecia y se ama y mueve nuestra vida.
  • Pentecostés es anti-pecado – anti-violencia – anti-Babel – anti-muerte. Quizás para hablar de Pentecostés y desearlo debiéramos haber empezado por remitirnos a los tres grandes mitos que desde los orígenes perduran hasta hoy, reeditando empecinadamente una constante historia de sufrimientos. Así no hay futuro.

3. Necesitamos un ESPÍRITU NUEVO

Con la venida del Espíritu Santo comienza la tarea histórica de la Iglesia: la evangelización. 

No podemos hablar de Dios si nuestras palabras no salen del Espíritu: no abandonéis Jerusalén. Necesitamos recuperar al hombre, roto o vaciado de Dios y los valores que lo humanizan. 

Los santos dicen mejor de Dios que los teólogos. Los teólogos hablan de Dios; los santos lo muestran con la vida.

«¡Qué hermosos son los pies de los que anuncian la buena noticia!». Anuncian la vida, promueven la cultura de la vida.  

Con motivo de la SOLEMNIDAD DE PENTECOSTÉS, domingo 23 de mayo, se celebra el DÍA DE LA ACCIÓN CATÓLICA Y APOSTOLADO SEGLAR, este año bajo el lema, «LOS SUEÑOS SE CONSTRUYEN JUNTOS»

Publicado en Palabra de Dios.