VI Domingo de Pascua / B – Palabras Amigas, por el camino del Evangelio – Juan 15, 9-17

Lecturas:  Hechos 10, 25ss. – Juan 4, 7-10  – Juan 15, 9-17

¿Y qué pasó? O ¿no pasa nada? Tocados en la mente-corazón-en nuestro centro personal. Nuestras iglesias tocadas por el fuego de la Pascua renacen valientes, esperanzadas, evangelizadoras. Hoy un poco de esa Pascua va dirigida a los enfermos: la luz pascual en un enfermo puede significar esperanza – que no todo está perdido – que también en la enfermedad podemos crecer – que la muerte puede ser un paso hacia el encuentro.

  • Cuánta luz nos ofrece la Pascua: ilumina nuestros rincones – Dios es amor – el hombre ha nacido en el amor – crece en el amor – y se destroza, cuando se vacía de amor.
  • La calificación final, el éxito o el fracaso, la felicidad o la desgracia, hacen referencia al amor.
  • Cuando se desencadenan críticas contra los cristianos, suele ser para reprocharnos alguna infidelidad en el amor – pero raramente se opone nadie al espíritu de la fraternidad, de la misericordia, de la solidaridad que vivió Jesús.

1. ¡Dios es amor!

Se puede dar la vida por sentirnos queridos de Dios – es lo más liberador que puede ocurrirnos.

No fue fácil llegar a esta expresión de Dios; con frecuencia se le ha identificado con el poder, la majestad, la justicia; se le definió por la trascendencia, el santo, el totalmente otro.

Si Dios es amor, todo lo que se diga de Dios deberá explicar a un Dios que ama al hombre hasta dejarse crucificar por él y seguir amándole y perdonándole.

La calidad cristiana de una Iglesia, de un sacerdote o de un laico, se mide por su capacidad de expresar con palabras y obras el amor de Dios hacia los hombres, su misericordia.

2. Juan insiste machaconamente en el tema del amor: amémonos (2ª lectura)

Hace unas afirmaciones fuertes y clarificadoras – son como un juicio para librarnos de engaños, bajo capa de piedad, de rezos y de otros fervores.

  • Imposible amar a Dios si no nos amamos. Imposible conocer a Dios si no nos amamos: tener fe comporta amar como Él amó. Permanecer en él significa amar, vivir a la luz de su palabra.
  • El que ha perdido el amor ha perdido la fe… Podrá tener sentimientos religiosos, acumular prácticas religiosas; pero no fe cristiana.
  • Si la Iglesia hubiera alejado de sí al pobre, habría perdido la misericordia, sería una Iglesia vacía, porque habría perdido a Dios. 

3. Evangelio: “Con el amor de Dios”

El que posee a Dios (individuo o comunidad) da frutos de amor. La cadena es el Padre Jesús los discípulos los creyentes todos.

  • Hay algo muy importante en la segunda lectura y en el evangelio: Dios nos amó primero. Nos ama antes y después de nuestra conducta. Estamos en la misericordia de Dios. El amor ha de ser concretizado en actitudes que generan hechos cotidianos. 
  • Este domingo la comunidad cristiana dirige nuestra mirada hacia los enfermos. El amor es un amor atento, no es indiferente; hace prójimos. La parábola del samaritano es una bella descripción del amor atento (atiende), concreto: se para, se baja, se acerca, se carga al herido, lo siente en sus espaldas y en su corazón. Y en su bolsillo (ternura y eficacia). 

4. La Pascua del enfermo

El lema central de la Campaña de este año es: “Cuidémonos mutuamente”, con el tema bíblico “Uno solo es vuestro maestro y todos vosotros sois hermanos” (Mt 23, 8). “Nunca como ahora hemos sido llamados a darnos cuenta de cuánto la responsabilidad personal es un bien para todos. Quien acepta las reglas y el comportamiento necesarios para defenderse del contagio contribuye a limitarlo para los demás” (Carta del Abad General OCist para el tiempo de epidemia, 15-III-2020).

Lineas generales

  • Esperamos que esta Campaña del Enfermo nos ayude a tomar conciencia de la mutua responsabilidad y la necesidad de cuidarnos y acompañar la soledad en tiempos difíciles, siendo creativos y responsables.
  • La relación interpersonal de confianza es fundamento de la atención del enfermo. El proceso asistencial al enfermo no es únicamente un servicio profesional, algo que se realiza con un espíritu de servicio, un deber, sino que se convierte más bien en algo natural, fisiológico, en ayudar al otro, que es un hermano. Con mayor razón, puesto que se trata de una ayuda que no es solo física, sino también psicológica y espiritual, porque se dirige a la persona del hermano en su totalidad. 
  • Hay que volver a proponer aquella igualdad que existe, entre quienes necesitan ser atendidos y quienes les asisten. Una asistencia que se convierte así en un testimonio de las relaciones fraternas que se deberían establecer en el ámbito de la Iglesia, con el objetivo de la curación. En el ámbito de la pastoral de la salud, incluso si ya no hay ninguna posibilidad de que el cuerpo mejore, se puede siempre actuar y aspirar a una curación. De hecho, la curación no solo significa recuperación física, sino que también significa la pacificación psicológica, la fe, la fuerza interior, el valor, la fuerza moral; es decir, la capacidad de no ir a la deriva, aunque el cuerpo se esté desmoronando (cf. Propuesta para la Jornada Mundial del Enfermo 2021, Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral).
Publicado en Palabra de Dios.